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Wabi Sabi de Beth Kempton, resumen del libro

Sabiduría de Japón para una vida perfectamente imperfecta
by The Blinkist Team | Jun 28 2023

En este resumen del popular libro Wabi Sabi de Beth Kempton te presentamos las ideas principales de este clásico best-seller.

Sinopsis

Wabi Sabi (2018) expone las diferentes formas en que el concepto japonés de wabi sabi puede mejorar nuestra vida. Basado en la simplicidad, la transitoriedad y la imperfección, el wabi sabi actúa como un antídoto para el consumismo y el ritmo acelerado de la vida moderna.

 

¿A quién está dirigido?

  • Toda persona que quiera establecer adecuadamente sus prioridades en la vida.
  • Personas interesadas en la sabiduría japonesa.
  • Quienes buscan aprender más sobre el mundo natural.

 

Acerca del autor

Beth Kempton es la fundadora de Do What You Love, una empresa dedicada a brindar cursos que ayudan a las personas a cambiar el rumbo de sus vidas. También es una galardonada empresaria y autora de libros de autoayuda, cuya obra se tradujo a 24 idiomas. Vive en el sur de Inglaterra con su marido y sus dos hijas.

 

¿Qué beneficio ofrece? Aprender a vivir una buena vida a través de la sabiduría japonesa.

Tienen un trabajo que no les gusta mucho y que absorbe toda su energía. A menudo, les preocupa no tener el rendimiento que se espera. No dedican tiempo suficiente a sus amigos y a su familia. Viven en un barrio muy concurrido de una ciudad que no tiene nada que ver con ustedes. Tienen muchas cosas que no saben si realmente necesitan.

De alguna manera, la vida fue pasando y ahora se encuentran aquí.

El concepto japonés de wabi sabi aporta la sabiduría necesaria para cuando se sienten así en la vida. A través de la simplicidad y la aceptación de nuestras imperfecciones y transitoriedad, nos permite ver las cosas desde una nueva perspectiva. El wabi sabi nos enseña a simplificar y priorizar de manera correcta, sin ser demasiado exigentes con nosotros mismos al hacer los cambios necesarios. A menudo, nos muestra que lo que tenemos ya es suficiente y que cotidianamente estamos rodeados de magia. Lo único que tenemos que hacer es aprender a conectarnos con ella.

En estos blinks, aprenderán lo siguiente:

  • Por qué la ceremonia japonesa del té promueve la simplicidad.
  • Qué nos pueden enseñar las estaciones sobre nuestro estado emocional.
  • Cómo un nadador de larga distancia puede ayudarnos a replantearnos el fracaso.

 

El concepto de wabi sabi se entiende mejor al analizar las dos palabras por separado.

Podrían vivir en Japón toda su vida y nunca escuchar las palabras wabi sabi en voz alta. Es un término que no figura en el diccionario japonés más autorizado, Kōjien. Incluye las palabras individuales, wabi y sabi, pero no los dos términos combinados.

La filosofía wabi sabi subyace de manera invisible en la vida y la cultura japonesas. ¿Pero qué significa?

El mensaje clave aquí es: El concepto de wabi sabi se entiende mejor al analizar las dos palabras por separado.

Empecemos por wabi. En japonés moderno, significa algo como “sabor tenue”. Sin embargo, la palabra se asociaba originalmente con pobreza, carencia y desesperación, y proviene del verbo wabiru, que significa “preocuparse”.

Para llegar al significado integral de la palabra, tenemos que remontarnos a las antiguas ceremonias del té que han jugado un papel muy importante en la definición de la cultura y la vida japonesas. A mediados del siglo XVI, aunque Japón tenía un emperador, el país, en realidad, estaba gobernado por señores feudales conocidos como daimyo. Los guerreros samuráis, que protegían los castillos y las fincas de los daimyo, habían empezado a beber té para mantenerse despiertos en sus guardias nocturnas. La ceremonia del té era también una oportunidad para disfrutar de un momento de tranquilidad en sus enérgicas vidas.

Sin embargo, pronto el consumo de té pasó a ser parte de la suntuosa vida cortesana de las clases dirigentes, con lujosos salones de té y utensilios. En lugar de una ceremonia tranquila que reflejara sus orígenes zen, se convirtió en otro pasatiempo de lujo.

Entonces, un maestro de té del famoso daimyo Toyotomi Hideyoshi, llamado Sen no Rikyū, decidió revolucionar la ceremonia del té. Rechazó la opulencia de las cortesanas ceremonias del té para favorecer una versión más austera, con utensilios sencillos y salones de té más pequeños. En lugar de manifestar riqueza, el lugar debía celebrar la simpleza y la belleza natural. El estilo de la ceremonia del té de Rikyū se conoció como té wabi, o “wabi-cha”. Wabi, pues implica una mentalidad que aprecia lo simple, lo humilde y lo austero.

Ahora, pasemos a sabi. Traducido al español sería algo como “pátina, aspecto antiguo” o “simplicidad elegante”. Con los años, la palabra llegó a comunicar esa belleza que las cosas adquieren con el paso del tiempo (la apreciación del desgaste por el paso del tiempo, la falta de lustre y las marcas que deja la antigüedad. En su obra clásica, El elogio de la sombra, Jun’ichirō Tanizaki lo explica mejor cuando dice lo siguiente acerca del pueblo japonés: “No nos disgusta todo lo que brilla, pero preferimos un lustre discreto a un brillo superficial…”.

En conjunto, el término combinado wabi sabi implica una visión del mundo que aprecia la belleza simple, la imperfección y la transitoriedad de todas las cosas. Esto se acentúa más cuando se compara con ciertas tendencias de Occidente: el materialismo, el perfeccionismo y el miedo a enfrentarse con el paso del tiempo. En nuestra acelerada cultura del consumo, podemos adquirir mucha sabiduría del camino del wabi sabi.

 

Un hogar wabi sabi es acogedor y sencillo.

Intentan relajarse en la sala de estar. Pero hay algo en esta habitación, en esta casa, que no encaja. Tienen muebles muy elegantes, un gran televisor de pantalla plana muy costoso y estupendos parlantes, pero todo parece un poco impersonal. La decoración y algunos de los objetos que conservan tal vez ya no les gustan. Y hay desorden en los cajones y armarios que realmente les molesta.

Si esto les resulta familiar, la sabiduría del wabi sabi puede ayudarlos a sentirse más a gusto.

El mensaje clave aquí es: Un hogar wabi sabi es acogedor y sencillo.

En primer lugar, en el hogar wabi sabi se celebra la imperfección. No todos podemos vivir en habitaciones como las de Architect’s Digest ni en las salas totalmente perfectas que aparecen en Instagram. Más que nada, los hogares deben ser vividos. Nuestro hogar es el lugar donde deberíamos sentirnos más a gusto. Eso significa aceptar las características a veces asimétricas y desordenadas que los seres humanos aportan a los espacios que habitan.

Una forma de implementarlo es utilizando materiales naturales, como la madera y la piedra. Estos materiales contienen irregularidades naturalmente bellas (como los nudos de la madera o las ranuras de la piedra) que nos recuerdan que el mundo, al igual que nosotros, es perfectamente imperfecto.

Para incluir más de sus rasgos distintivos a su hogar, deben prestar mucha atención a sus emociones cuando lo decoren. Por ejemplo, una simple alcoba se puede transformar con algunos objetos que evoquen sentimientos o recuerdos cercanos. Podrían ser piedras o trozos de corteza de un paseo favorito por la playa o el bosque.

Si bien estas piezas especiales del mundo pueden transformar un espacio impersonal, una casa wabi sabi también valora el orden. En lugar del minimalismo insulso, una habitación ordenada puede ayudarlos a centrarse en aquello que verdaderamente es importante en su hogar. Esos objetos especiales que evocan una profunda felicidad o reflexión se destacarán más en una habitación donde tengan un espacio apropiado.

Aquí es donde entra en juego la lección de la sencilla casa de té de Sen no Rikyū. En espacios menos abarrotados, podemos centrarnos en lo que realmente importa, como nuestras relaciones con los demás, nuestros recuerdos y los momentos de belleza en nuestras vidas. El hogar wabi sabi, por lo tanto, permite todas nuestras imperfecciones, pero nos anima a simplificar nuestras vidas para acercarnos más a lo que más apreciamos.

 

Wabi sabi significa sintonizar con la naturaleza.

Cuando uno empieza a aprender japonés, pronto descubre que el mundo natural está muy integrado al idioma. Los sonidos de la naturaleza han moldeado la forma de hablar de los japoneses. Muchas palabras son onomatopéyicas. Por ejemplo, la palabra kopokopo describe el suave burbujeo del agua, mientras que hyuhyu es el sonido del silbido del viento.

Al igual que la lengua japonesa, la filosofía del wabi sabi fomenta una estrecha conexión con el mundo natural.

El mensaje clave aquí es: Wabi sabi significa sintonizar con la naturaleza.

Cuando prestamos atención a la naturaleza, empezamos a notar todo un mundo de magia simple y silenciosa. También nos volvemos más presentes. Lo notamos en la poesía haiku escrita por antiguos maestros como Matsuo Bashō y Kobayashi Issa. Normalmente, un poema haiku ofrece una imagen sencilla de la naturaleza. Veamos, por ejemplo, el más famoso de los haikus de Bashō. Esta es su traducción:

En un viejo estanque,

se zambulle una rana

y se escucha ruido de agua.

Aquí nos centramos únicamente en este milagro natural, nada más.

También vemos una profunda atención en la forma de medir las estaciones japonesas. En lugar de tener cuatro estaciones, el calendario clásico japonés incluye 24 estaciones más breves, conocidas como sekki, y 72 microestaciones, conocidas como . Estas microestaciones observan con detenimiento los cambios minúsculos en la atmósfera y el aspecto del mundo. Tienen nombres como Despertar de los insectos que hibernan y La niebla comienza a quedarse.

Hoy en día, a menudo nos olvidamos de observar los pequeños cambios en el mundo exterior. Por desgracia, esto también ocurre en nuestra vida interior. La vida moderna nos hace insensibles a las señales de nuestra mente y nuestro cuerpo, mientras saltamos alocadamente entre el trabajo y el resplandor de las pantallas. Pero, si aprendemos a leer los pequeños cambios del mundo natural, podremos ser más sensibles a nuestros propios ritmos. Seremos capaces de definir cuándo necesitamos descansar o hacer ejercicio, luz u oscuridad, viajar o estar en casa.

Al prestar más atención a la naturaleza, también se hace evidente otro aspecto del wabi sabi: el carácter transitorio de todo. La hermosa flor del cerezo se marchita, la mosca de mayo muere y la nieve se derrite en la cima de la montaña. Esto nos recuerda nuestra propia transitoriedad y nos indica que debemos centrarnos en lo que realmente importa ahora, antes de que sea demasiado tarde.

 

El wabi sabi nos anima a abrazar la aceptación.

Admitámoslo: la vida puede ser realmente difícil a veces. Pero, si no aceptamos este hecho fundamental, podemos hacer que las cosas nos resulten todavía más difíciles. Cuando no podemos ser flexibles, dejar pasar las cosas y avanzar, la vida puede ser un terreno imposible de transitar. Cuando la vida nos plantea un desafío, lo mejor que podemos hacer es aprender el poder de la aceptación.

El mensaje clave aquí es: El wabi sabi nos anima a abrazar la aceptación.

En primer lugar, debemos estar dispuestos a aceptar el cambio. Como todo es transitorio, incluso la estabilidad, debemos estar siempre dispuestos a adaptarnos.

Como esto es lo que ocurre a menudo en la naturaleza, podemos aprender de ella. Pensemos en el clima en el que crece el bambú. Con frecuencia, hay fuertes monzones y huracanes que surgen de la nada. Como un bosque de bambú en una tormenta, debemos aprender a doblarnos en lugar de rompernos y seguir creciendo, incluso cuando las circunstancias cambian.

O pensemos en los edificios de muchas ciudades japonesas. Están diseñados para resistir los terremotos. Cuando un temblor sísmico sacude la tierra, los únicos edificios que quedan en pie son los que se doblan con la sacudida. Los más frágiles se derrumban.

Lo mismo ocurre en la vida. A veces, los cambios drásticos alteran el rumbo de nuestras vidas. Nuestros vínculos, nuestras carreras y nuestra salud pueden cambiar de formas que alteran nuestra vida. Nos guste o no, ese cambio resulta irrelevante. Cuanto antes aceptemos que está ocurriendo, mejor será. Así podremos adaptar nuestro comportamiento de acuerdo con la nueva realidad, ya sea la pérdida de un trabajo o que nuestra pareja nos sea infiel. Es mucho más probable que seamos capaces de resistir la tormenta cuando la podemos ver venir.

Además de cambiar, también debemos aprender a aceptar lo que somos y no luchar por una perfección imposible. Esta perfección, que se nos anima a perseguir, es una ilusión: solo existe en los anuncios publicitarios o en los perfiles de las redes sociales, que están cuidadosamente elaborados.

En lugar de castigarnos por no tenerlo todo, tenemos que aceptar que la vida es desordenada, defectuosa y siempre incompleta. Incluso si nos diéramos cuenta de que estamos viviendo el tipo de vida de una publicidad de ropa de playa, no sería como la imaginamos: la vida es básicamente imperfecta. Y, después de aceptar esa verdad básica, deberíamos entender que mucho de lo que ya tenemos es, a su manera, perfectamente imperfecto.

 

El wabi sabi nos enseña a abordar el aprendizaje y el fracaso de una forma más saludable.

Un mal resultado en un examen. Una carta de rechazo de una editorial. La frustración en una prueba para obtener la licencia de conducir. Todos hemos pasado por eso. Aprender y fallar puede ser doloroso. Sin embargo, no tiene por qué ser así si aprendemos a encarar estas cosas desde la perspectiva del wabi sabi.

El mensaje clave aquí es: El wabi sabi nos enseña a abordar el aprendizaje y el fracaso de una forma más saludable.

El aprendizaje nunca termina: no hay un aprendizaje completo o perfecto.

Tomemos como ejemplo la historia de la autora, que se esforzó por aprender japonés en la Universidad de Durham, en el Reino Unido. En las diferentes etapas de su recorrido, se sentía segura de sí misma o abrumada por la experiencia. Se atrasó tanto en sus estudios que casi la expulsaron y no podría seguir cursando un año más en el extranjero, pero también trabajó con éxito como intérprete en Japón. En esa experiencia, tuvo muchos momentos en su formación en los que se sintió incapaz o que tocaba el cielo con las manos.

Lo cierto es que el aprendizaje nunca es completo y deberíamos encararlo con esa idea en mente. Cuando empezamos a aprender algo, ya sea contabilidad, un nuevo idioma o tocar un instrumento musical, debemos embarcarnos en nuestro viaje sabiendo que no hay un destino final. El aprendizaje tendrá retrocesos y avances repentinos, pero nunca un fin.

Teniendo esto en cuenta, siempre habrá algunos que estén más avanzados en el camino del aprendizaje y otros que estén más atrasados. No sirve de nada compararse con ellos.

Deben centrarse solo en su recorrido individual.

Como el aprendizaje es infinito, el fracaso es una parte necesaria del proceso. Y, en lugar de ser un desastre, el fracaso puede convertirse en una oportunidad de crecimiento. Veamos la historia del nadador de larga distancia Ken Igarashi. Desde el primer año de la escuela secundaria, era un nadador entusiasta, pero luego se dedicó de lleno al trabajo y a la vida familiar, y volvió a nadar nuevamente cuando tenía treinta y tantos años. Un día, intentó cruzar nadando el Canal de la Mancha en 15 horas. Comenzó la travesía de madrugada y, debido a los efectos de las pastillas para dormir y el whisky que había tomado para enfrentar el desfase horario, empezó a retrasarse. Lamentablemente, no logró su objetivo, pero llegó a su destino más de 16 horas después.

Sin embargo, en lugar de sentirse desanimado, se alegró de haber llegado a la costa francesa, ya que esta era su primera travesía internacional y un logro asombroso. Se replanteó su “fracaso” y aprendió algunas lecciones muy importantes sobre su propio nivel de resistencia. Poco después, se convirtió en el primer japonés en nadar desde Japón hasta Corea, y el primero en cruzar el lago Baikal en Rusia.

Como Ken Igarashi, deberíamos aprender a replantearnos nuestros fracasos. El fracaso no marca un final, sino que aporta una útil lección. Después de cualquier fracaso, tenemos la oportunidad de descubrir algo sobre nosotros que nunca hubiéramos descubierto de otra manera.

 

El wabi sabi implícito de la ceremonia del té puede ayudarnos en nuestras relaciones personales.

En Japón, la ceremonia del té es un momento para ser respetuosos y amables con los demás. Es una ocasión en la que las personas ofrecen su atención y consideración.

Se basa en cuatro principios: wa kei sei jaku, que se traducen más o menos como “armonía”, “respeto”, “pureza” y “tranquilidad”. Pero estos principios no tienen por qué empezar y terminar en la ceremonia del té: podemos llevarlos a nuestra propia vida.

El mensaje clave aquí es: El wabi sabi implícito de la ceremonia del té puede ayudarnos en nuestras relaciones personales.

Consideremos lo que significan estos principios individualmente, en términos de nuestras relaciones.

En primer lugar, wa, que significa “armonía”. ¿Qué más podrían hacer en sus relaciones para fomentar la armonía? Digamos que la otra persona tiene un tipo de energía particular, quizás sea una persona ansiosa. Para que su relación con esa persona sea más armoniosa, podrían intentar tranquilizarla cuando se encuentren con ella o le comuniquen algo. Podría ser con un simple gesto o con un tono de voz más tranquilo.

En segundo lugar, tenemos kei, que significa “respeto”. ¿Qué aspectos respetan de una persona que podrían halagarle? Podría ser algo que pase desapercibido o que no se destaque habitualmente. Tal vez tengan un amigo que, pase lo que pase, siempre les dirá la verdad en forma sincera, incluso cuando esto resulte incómodo. No estaría de más decírselo.

En tercer lugar, tenemos sei, la “pureza”. En el contexto de la ceremonia del té, sei se refiere a la forma en que los invitados que entran en la sala de té se lavan las manos para demostrar su respeto y cuidado hacia las demás personas que beberán el té. Pero también se refiere a la pureza del corazón, como un recordatorio de que hay que buscar lo mejor en los demás.

Cuando buscan lo mejor en las personas, ¿qué ven? Si han tenido un conflicto con una persona, pero aun así han conseguido ver lo mejor de ella, ¿qué podría ser diferente ahora? Analicen este ejemplo de la autora. Se había dado cuenta de que su marido siempre dejaba una toalla húmeda encima de la cocina. Eso la frustraba mucho hasta que un día se dio cuenta de que la había dejado allí después de haber preparado la cena, lavado todos los platos y acostado a sus hijos; incluso le había dado un abrazo y le había preguntado cómo había estado su día.

Por último, llegamos al jaku, la “tranquilidad”. Para conectarnos realmente con los demás, necesitamos espacio y calma. Tiene que haber momentos en los que solo estén ustedes y la otra persona: quizás sea un largo paseo juntos o tomar un café tranquilos en un rincón de la cafetería. Sea cual sea su preferencia, ¿cómo pueden generar más espacio y rodearse de paz en el tiempo que pasan juntos?

 

La sabiduría inspirada en el wabi sabi puede ayudarlos en su carrera.

Acaban de escuchar un chisme en la oficina: una persona rival recibirá un ascenso. La noticia los golpea como un puñetazo en el estómago. No es que no les caiga bien; es que ustedes también se merecerían un ascenso. Empiezan a hacerse algunas preguntas. ¿Qué tienen ellos que yo no tenga? ¿Por qué no tengo tanto éxito como los demás?

Todos hemos pasado por eso. Sin embargo, al final, este tipo de presión profesional no les sirve a ustedes ni a nadie.

El mensaje clave aquí es: La sabiduría inspirada en el wabi sabi puede ayudarlos en su carrera.

Como hemos visto, el wabi sabi nos aleja de la idea de la perfección. Y nuestras carreras no son una excepción. Esto significa que debemos dejar de comparar nuestra posición en la vida con la posición de los demás: todas las trayectorias son muy personales y todas tienen sus altibajos. Su colega que acaba de recibir un envidiable ascenso probablemente haya pasado por momentos difíciles en el pasado. El novelista que acaba de ganar un gran premio literario casi seguro que ha recibido antes cartas de rechazo.

Y no existe una trayectoria profesional perfectamente ejecutada. Muchos de nosotros tomamos caminos sinuosos para llegar a donde queremos estar; y, tal vez, solo

somos capaces de conseguir el trabajo o la meta que más deseamos únicamente a través de esa ruta tan zigzagueante.

De hecho, el wabi sabi, que valora el paso del tiempo, nos enseña que el camino es más importante que el destino. En el idioma japonés, hay un carácter que se lee , que significa “camino” o “método” cuando se combina con otros caracteres. Encontrarán el término en palabras como judō (que significa “el camino de la gentileza”), sadō (que significa “el camino del té”) y karatedō (también conocido como “karate”, que significa “el camino de la mano vacía”). Lo que aprendemos de todas estas prácticas diferentes es que el camino hacia algo (que contiene las lecciones más trascendentales de la vida) es más importante que el objetivo final.

Lo mismo ocurre con nuestras carreras. A menudo, en Occidente, exigimos la perfección y la finalización rápida. Nos presionamos para llegar a “destino”, ya sea un ascenso que no llega o un contrato para publicar un libro. Pero esto significa que, a veces, sufrimos una espantosa decepción cuando las cosas no se dan dentro de nuestros propios plazos.

En cambio, debemos encarar el largo camino de nuestras carreras con la paciencia del judoka, del maestro de jūdō, que entiende que no hay un destino final y que las lecciones a lo largo del camino son lo más importante.

 

El wabi sabi puede ayudarnos a aceptar el envejecimiento y a valorar nuestro tiempo en la Tierra.

Una fila de tumbas en un cementerio cercano. Una lista de empresas de servicios funerarios en el periódico local. La muerte de una reconocida celebridad en las noticias. Estamos rodeados de aspectos que nos recuerdan nuestra propia mortalidad.

La verdad es que tememos envejecer y tratamos de evitarlo a toda costa. Es raro ver la televisión sin que aparezca un anuncio publicitario de una crema o un tratamiento antienvejecimiento.

Pero, mientras buscamos elixires para la inmortalidad, descuidamos los aspectos positivos que conlleva envejecer, como la sabiduría y el discernimiento que son fruto de la experiencia. Llevar una vida según la filosofía del wabi sabi implica apreciar estos aspectos, como apreciamos la belleza desgastada de los objetos antiguos.

El mensaje clave aquí es: El wabi sabi puede ayudarnos a aceptar el envejecimiento y a valorar nuestro tiempo en la Tierra.

El wabi sabi nos enseña a aceptar el envejecimiento y a relajarnos al entrar en el otoño de nuestras vidas. Y al relajarnos mientras envejecemos, debemos reconocer otra parte vital del wabi sabi: nada es permanente. Pero eso tampoco es un problema. Cuando comprendemos que nuestro tiempo en la Tierra es limitado, esa consciencia nos ayuda a encontrarle valor y sentido a la vida. También somos más capaces de atesorar momentos con nuestros seres queridos o hacer lo que más nos gusta.

E incluso, si no son ancianos, puede ayudarlos a enfocarse al darse cuenta realmente de esta transitoriedad. Por ejemplo, ¿qué harían diferente si supieran que solo les quedan diez años de vida? ¿Y si les quedara un año? Ver las cosas así puede ayudarlos a poner en orden sus prioridades.

Sin embargo, en lugar de presionarnos para alcanzar la vida “perfecta”, es más satisfactorio aceptar que la única verdadera perfección se encuentra en la magia de lo cotidiano. El abrazo sincero de un amigo. El mirlo que los observa desde el jardín. El aroma del café recién hecho.

A veces, incluso puede ser útil anotar estas cosas para acordarnos de apreciarlas. La poetisa del siglo XI Sei Shōnagon anotaba sus vivencias favoritas en listas como “Cosas que aceleran el corazón” o “Cosas que despiertan un grato recuerdo del pasado”, como un recordatorio de lo que más le gustaba.

Al igual que Sei Shōnagon, deberíamos aprender a encontrar la belleza simple y profunda en el mundo que nos rodea ahora que tenemos tiempo.

 

Resumen final

El mensaje clave en estos blinks:

El wabi sabi es un concepto que existe implícitamente en Japón, aunque no se pronuncia con frecuencia. Valora la sencillez y la imperfección, al tiempo que reconoce la transitoriedad de todas las cosas. Hay mucho que podemos aprender de su filosofía, en lo que respecta a nuestras relaciones con los demás, nuestras trayectorias profesionales, nuestro enfoque hacia el fracaso y la forma en que decoramos nuestros hogares. En lugar de presionarnos innecesariamente en la búsqueda de la perfección, el wabi sabi nos anima a valorar lo perfectamente imperfecto.

Consejos prácticos:

Aprendan a observar a los pájaros.

La próxima vez que salgan a dar un paseo, presten atención si ven u oyen algún pájaro. ¿Qué aspecto tiene? ¿Cómo es su canto? ¿Cuáles son sus especies de pájaros favoritos? Después, cuando vuelvan a casa, utilicen una guía o internet para tratar de identificar todos los pájaros que hayan visto en su paseo y anótenlos en un diario.

¿Tienen comentarios?

Nos encantaría saber lo que piensan sobre nuestro contenido. Simplemente envíen un correo electrónico a [email protected] con Wabi Sabi en el asunto y compartan sus opiniones.

Material de lectura adicional sugerido: Ikigai, de Héctor García Puigcerver y Francesc Miralles

Aplicando el concepto de wabi sabi, podemos aprender a abrazar nuestras perfectas imperfecciones y la magia cotidiana que nos rodea. Cuando lo hacemos, emprendemos un camino que nos lleva a una vida mucho más plena y, sobre todo, más feliz.

Japón nos ofrece una gran sabiduría para llevar una vida más feliz e inspirada. También, vidas más largas: este país asiático aparece en un lugar destacado en las tablas de esperanza de vida. Si se han preguntado por qué, les interesará leer los blinks de Ikigai, el libro de Héctor García Puigcerver y Francesc Miralles. Ikigai es la palabra japonesa que significa “una razón para vivir” o “una razón para levantarse de la cama por la mañana”. Aprenderán a recuperar su encanto perdido, abrazar sus pasiones y cultivar sus amistades. Sumérjanse en los blinks para encontrar su propio Ikigai personal.


Si quieres disfrutar de todas las ideas principales del libro Wabi Sabi de Beth Kempton, ¡no esperes más! Haz clic en el siguiente link para acceder al resumen completo.

 

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