El arte de la felicidad de Dalai Lama y Dr. Howard C. Cutler, resumen del libro
En este resumen del popular libro El arte de la felicidad de Dalai Lama y Dr. Howard C. Cutler te presentamos las ideas principales de este clásico best-seller.
Sinopsis
El arte de la felicidad (1998) se basa en las entrevistas a Su Santidad el dalái lama realizadas por el psiquiatra Howard C. Cutler. La combinación de la tradición espiritual del budismo tibetano con los conocimientos del Dr. Cutler sobre los métodos terapéuticos y los estudios científicos occidentales convierte a este libro en una guía muy accesible para alcanzar la felicidad en la vida cotidiana. El libro se mantuvo durante 97 semanas en la lista de éxitos de ventas del New York Times.
¿A quién está dirigido?
- Toda persona que esté interesada en saber cómo lidiar con el sufrimiento y encontrar la felicidad duradera.
- Toda persona que esté interesada en aprender de qué manera las enseñanzas del dalái lama se relacionan con los métodos terapéuticos y estudios científicos occidentales.
- Toda persona que esté luchando contra la ira, la ansiedad, la culpa y otros estados mentales negativos.
Acerca del autor
Su Santidad el dalái lama es el líder espiritual del pueblo tibetano, quien ha recibido el Premio Nobel de la Paz. Vive en el exilio en Dharamsala (India) desde que las fuerzas chinas invadieron y conquistaron el Tíbet en 1959, y se desempeñó como Jefe de Estado de su pueblo hasta su retiro en 2011.
El Dr. Howard C. Cutler es psiquiatra estadounidense. Estudió medicina tibetana y entrevistó al dalái lama en varias ocasiones.
Las circunstancias externas no pueden generar felicidad duradera. El estado mental adecuado, sí.
¿Cómo podemos alcanzar felicidad duradera?
La mayoría de las personas estarían de acuerdo de inmediato con que el propósito en la vida es la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, por alguna razón, a menudo, vemos la felicidad en sí como algo misterioso y difícil de definir, y tenemos muy poca comprensión de qué nos hace felices. De acuerdo con el dalái lama, si entrenamos la mente es posible aprender a ser más felices.
Los eventos externos pueden afectar la felicidad a corto plazo, pero nuestro grado de felicidad tiende a volver a un determinado nivel básico poco después del acontecimiento. Por ejemplo, ganar la lotería solo produce un “pico” de felicidad de corta duración, que suele desaparecer relativamente rápido. Del mismo modo, las personas que se enfrentan a problemas de salud repentinos y trágicos, como un diagnóstico de cáncer o una parálisis, suelen recuperar su nivel de felicidad previo tras un período de pena. Por lo tanto, parece que ninguna condición externa específica puede afectar realmente nuestra felicidad a largo plazo.
Pero la mente es una herramienta poderosa. Nuestro estado mental afecta en gran medida la forma en que percibimos el mundo. Pensemos, por ejemplo, en cómo las emociones negativas afectan nuestra visión de los demás: cuando estamos enojados, incluso los amigos más queridos pueden parecernos molestos, fríos y hostiles.
Según el dalái lama, es posible entrenar sistemáticamente nuestra mente para identificar y cultivar estados mentales positivos y eliminar los negativos. Aunque se trata de un proceso lento y gradual, al final se consigue la calma necesaria para vivir una vida feliz y alegre, sea cual sea la situación externa.
Las circunstancias externas no pueden generar felicidad duradera. El estado mental adecuado, sí.
En los próximos tres blinks, aprenderán por qué la compasión, la intimidad y la espiritualidad son importantes para tener una vida más feliz.
Desarrollar compasión universal es un camino hacia una vida más saludable y feliz.
El dalái lama hace mucho hincapié en desarrollar y cultivar la compasión por toda forma de vida. Es un componente importante, no solo del crecimiento espiritual budista, sino también de una felicidad sólida y duradera.
La compasión puede definirse a grandes rasgos como un estado mental sin agresividad: el deseo de ver a los demás libres de sufrimiento. En la verdadera compasión, este deseo es profundo y universal, no está relacionado con sentimientos personales ni con el apego a individuos concretos. Más bien, se aplica a todos los seres vivos, incluidos los amigos, los enemigos e incluso un pez que se retuerce en un anzuelo.
Los beneficios mentales y físicos de una actitud compasiva se han documentado muy bien en investigaciones. Estos varían desde experimentar un “pico” emocional después de ayudar a los demás hasta alcanzar una mayor esperanza de vida para quienes ayudan. Pero el rasgo más llamativo de las personas compasivas es la amplitud de su calidez hacia los demás. Sienten una fuerte afinidad hacia todas las personas, sin importar si son ricos o pobres, amigos cercanos o absolutos desconocidos.
Para cultivar la compasión, hay que ser empático con los demás y poner empeño en entender las cosas desde su perspectiva. Un método eficaz para lograrlo es comprender su historia de vida y enfocarse en los aspectos en común que comparten con esas personas. Digamos, por ejemplo, que un taxista intenta cobrarles de más. En lugar de enfadarse, pueden pensar en lo que ustedes y el taxista tienen en común; por ejemplo, que ambos están cansados, tienen hambre y quieren volver a casa con sus familias. Luego, pónganse en su lugar: ¿Cómo se sentirían ustedes? A menudo, esto ayuda para desarrollar la empatía y reducir la ira que se experimenta, lo que nos lleva a sentir más compasión y lograr una vida más feliz.
Desarrollar compasión universal es un camino hacia una vida más saludable y feliz.
La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, por lo general, no es suficiente para entablar una relación duradera.
Mantener relaciones íntimas y estrechas con otras personas favorece nuestro bienestar físico y mental, pero el punto de vista occidental de que la intimidad profunda solo se puede lograr a través de una relación romántica puede resultar problemático. Las personas que no hallan este tipo de vínculo suelen sentirse solas e infelices.
Pero, de hecho, el concepto y las limitaciones de la intimidad han variado mucho en las diferentes épocas y culturas, y el nivel de intimidad va mucho más allá de la definición occidental exclusivamente romántica. El mismo dalái lama expresó que sentía una conexión íntima con un amplio abanico de personas que lo rodeaban; por ejemplo, sus tutores y cocineros. Incluso llegó a hablar de asuntos de Estado con una persona de limpieza que barría el piso. Si aprovechamos las innumerables oportunidades de conectar con otras personas cada día, podemos llevar una vida más feliz.
A menudo, nuestras relaciones con los demás resultan problemáticas. En estos casos, es vital comprender los fundamentos de las relaciones. Por ejemplo, las relaciones románticas basadas en el deseo sexual o en el ideal occidental de “dejarse llevar por el amor” tienen muy pocas probabilidades de durar si no existe un sustento más permanente.
Las relaciones duraderas, en cambio, se basan en el respeto y la valoración de la otra persona. Este tipo de relación requiere conocer la naturaleza más profunda de la otra persona, algo que lleva tiempo. Como dijo Mark Twain: “Ningún hombre o mujer sabe realmente lo que es el amor perfecto hasta que ha estado casado un cuarto de siglo”.
La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, por lo general, no es suficiente para entablar una relación duradera.
Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, se puede cultivar una espiritualidad básica sin ellas.
La espiritualidad es un ingrediente importante para llevar una vida más feliz.
Los beneficios de una fuerte convicción religiosa se documentaron de manera muy adecuada en numerosos estudios y varían desde familias más felices hasta un mejor estado de salud. Pero, en contra de lo que mucha gente cree, la espiritualidad no depende de ninguna religión específica. El dalái lama cree que cualquiera de las principales religiones del mundo puede ofrecerles a las personas la oportunidad de llevar una vida más feliz.
De hecho, también hay un tipo de espiritualidad que existe completamente fuera de la esfera de las creencias religiosas: la espiritualidad básica comprende cualidades humanas esenciales como la bondad, la compasión y el cuidado de los demás, y, por lo tanto, es accesible tanto para los ateos como para quienes practican una religión. Adoptar estas cualidades nos acerca a toda la humanidad, lo que nos ayuda a ser más calmos, felices y pacíficos.
El dalái lama dedica unas cuatro horas diarias a rutinas religiosas, pero la espiritualidad básica puede practicarse en la vida cotidiana sin necesidad de rezos ni mantras. Por ejemplo, si se encuentran en una situación en la que sienten la tentación de insultar a alguien, pueden practicar la espiritualidad básica desafiando ese deseo y absteniéndose de satisfacerlo. De este modo, pueden entrenar constantemente la espiritualidad básica sin tener que rezar durante horas cada día.
Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, se puede cultivar una espiritualidad básica sin ellas.
En los últimos cinco blinks, descubrirán cómo superar el sufrimiento y los estados mentales negativos.
El sufrimiento es algo natural en la vida, pero, a menudo, lo aumentamos innecesariamente.
El sufrimiento es una cualidad universal y natural de la vida. Las culturas orientales parecen aceptar mejor este hecho, tal vez porque los habitantes de Asia suelen vivir más cerca de la pobreza y del sufrimiento diario que sus compatriotas occidentales. Los occidentales suelen no entender que el sufrimiento forma parte de la vida y, a menudo, se ven a sí mismos como víctimas de alguna fuerza maligna cuando algo va mal.
Pero el sufrimiento es inevitable. Por ejemplo, envejeceremos y moriremos. Intentar evitar o ignorar este hecho es solo una solución temporal. Cuando inevitablemente se tengan que enfrentar al sufrimiento de una u otra forma, la actitud mental será de vital importancia. Si temen al sufrimiento como algo antinatural e injusto, se sentirán víctimas y asignarán culpas, cuando, en realidad, deberían eliminar las causas mentales del sufrimiento.
El sufrimiento puede ser natural, pero, a menudo, lo magnificamos sin querer al someternos de manera voluntaria a una angustia innecesaria.
Por ejemplo, un error que cometemos, con frecuencia, los occidentales es resistirnos al cambio y aferrarnos a las cosas que nos importan o poseemos. Pero el cambio es una fuerza constante y universal: resistirse a él provocará, sin lugar a dudas, sufrimiento al perder las cosas a las que nos hemos aferrado.
Otra fuente común de sufrimiento innecesario es aferrarse sin razón a los acontecimientos negativos del pasado, reproducirlos mentalmente y prolongar continuamente el dolor. Por ejemplo, algunas personas que se divorcian siguen sintiendo ira hacia sus excónyuges incluso décadas después del divorcio.
Si aceptan que el sufrimiento es natural, pueden enfrentarse a sus causas y analizarlas (lo que incluye la posibilidad de que, en parte, ustedes lo estén creando), y empezar a llevar una vida más feliz.
El sufrimiento es algo natural en la vida, pero, a menudo, lo aumentamos innecesariamente.
Solamente mediante un esfuerzo sostenido podemos eliminar las actitudes, los sentimientos y los hábitos negativos.
El dalái lama cree que los estados mentales negativos, como la ira y el miedo, son obstáculos que nos impiden alcanzar nuestro estado natural de felicidad. Son venenos. De lo contrario, ciertos estados mentales positivos, como el amor, la compasión, la paciencia y la generosidad, pueden actuar como antídotos contra ellos al eliminar las emociones, las actitudes y los comportamientos perjudiciales. Por lo tanto, para poner fin a la negatividad, hay que cultivar en forma regular las emociones y los comportamientos positivos.
Esto se asemeja a las ideas esenciales de la terapia cognitiva occidental, en la que se identifican los comportamientos y pensamientos inadecuados y, en cierto modo, se corrigen. Las personas deprimidas, por ejemplo, suelen tener una forma de pensar distorsionada: tal vez centren sus pensamientos exclusivamente en las cosas negativas, como los problemas en el trabajo o las dificultades económicas, y pasen por alto por completo el hecho de que tienen muchas cosas por las cuales ser felices, como la buena salud y una familia encantadora. Los estudios han demostrado que corregir estos modos de pensar distorsionados puede ayudar a las personas a ser más felices.
El proceso de liberarse de las emociones y los comportamientos negativos y destructivos, y sustituirlos por otros que sean positivos, lleva tiempo y es gradual. Para inculcar con éxito los buenos hábitos hay que entender por qué es necesario un cambio y luego traducir esa razón en la convicción y decisión de cambiar. Luego, mediante un esfuerzo sostenido, es posible poner en práctica el cambio.
El proceso de adaptación puede llevar muchos años y las expectativas de una “solución rápida” no son realistas. El propio dalái lama afirma que le ha llevado 40 años de práctica desarrollar una profunda valoración de los principios y las prácticas budistas. Sus oraciones durante cuatro horas todos los días son recordatorios de cómo desea vivir su vida. Mediante esfuerzos igualmente decididos y recordatorios frecuentes, ustedes también pueden llegar a establecer nuevos comportamientos.
Solamente mediante un esfuerzo sostenido podemos eliminar las actitudes, los sentimientos y los hábitos negativos.
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